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viernes, 13 de julio de 2012

Pixya


No se si era el hambre o la novedad de que íbamos a comer chancho jabalí pero volver al pueblo se me hizo mas corto que llegar al cenote.
La casa de Leonardo estaba enfrente a un parquecito en el centro. Y cuando llegamos nos dejo con su hijo Diego y se fue a buscar a su señora esposa para que nos cocinara.
Como siempre que me ha tocado convivir con alguna familia de indios nativos, se nota fácilmente las grandes diferencias culturales de entrada. Y en este caso más todavía porque entre ellos hablaban en maya y cuando nos hablaban en español tenían un acento muy particul
ar. También en los manierismos y la forma de relacionarse con nosotros. Esta muy claro que han visto mucha gente blanca pero se ve que aun así no son tantos los que se vienen a relacionar con ellos. Y en el correr de los días pasamos de ser unos visitantes mas a ser el centro de atención y diversión para muchos de los locales.
Mientras venia Marisela a cocinarnos Diego que fue desde el principio el más curioso de todos y el más atrevido por así decirlo, nos enseno unos cachorritos que le había regalado a su papa para poder ir de cacería porque la perrita que tenían estaba muy vieja ya para salir a cazar. Hablando de cacerías estábamos cuando paso una cuadrilla de muchachos cada uno en su bicicleta con su escopeta cruzada al hombro y su machete colgando del cinturón y Diego nos dijo que iban a buscar venado, pero el venado de ahí es del tamaño de un perro y parece que es bastante difícil de encontrar. 

 
Diego con uno de los cachorritos
La iglesia catolica
No pasaron ni 10 minutos y llego Marisela con Adelaida quienes enseguida se pusieron a preparar el jabalí con repollo y tomate y nos dieron unas tortillas para hacer unos taquitos. 

Maricela y Adelaida haciendo tacos de jabali

Luego de comer como nos habíamos comido todas las tortillas toco ponerse a hacer mas pero aquí hacen la masa de la tortilla con el grano del maíz y no con harina ya molida, o sea que compran el grano del maíz, lo hierven con cal, lo dejan reposar por varias horas en la cal para que se afloje la cascara y luego de lavarlo varias veces para que se salga la cascara lo llevan al molino en donde lo muelen con un poco de agua y ya sale la masa pronta, antes molían el maíz en mortero de piedra a mano, pero ya eso casi nadie lo hace porque ya es demasiado trabajo. Pero hacer la masa no es todo todavía hay que hacer las tortillas a mano, aquí casi no les gusta hacerlas con tortillera,  y cocinarlas en el comal que va con una capa de cal para que no se peguen las tortillas.


 Cocinando el maiz para las tortillas

La gran diferencia entre hacer las tortillas a mano y con la tortillera para Marisela y Adelaida era muy poca en cuestión de tiempo, ahora cuando nos dejaron intentar a Flavio, Juan y a mi, fue otra historia, no solo que ellas hacían 10 y nosotros una y toda chueca, sino que no lográbamos que no se nos pegara la masa a los dedos. 

Adelaida y Maricela haciendo tortillas





Nosotros intentando hacer tortillas a mano

Dios sabrá que dirían de nosotros, pero que se han reído un muy buen rato de lo torpes que éramos si que lo hicieron, y menos mal porque se nota que ellos se perciben menos que el resto de la gente y sobre todo las mujeres no se burlan de los hombres y mucho menos de hombres que no conocen.
Luego de comer y hacer tortillas, nos llevaron al otro cenote a armar la carpa y a bañarnos porque a pesar de ser las 7 de la tarde el calor no aflojaba mucho.
Ahora lo mas extraño o tal vez lo mas extremo de este lugar o por lo menos de la gente con la que mas nos relacionamos era que eran todos súper fervorosamente religiosos, la gran mayoría pertenecía a la iglesia evangélica. Y nos invitaron a un servicio y un trabajo de grupo que había en el templo esa noche. Toco ponerse pantalones y salir al templo. Como les decía me pareció extraño tanta devoción y tanto alboroto frente al trabajo en grupo que era sobre la familia pero por lo que hable con varias personas luego, se notaba que o era ese extremo o el opuesto ya que fueron varios los que me contaron como quien te cuenta lo que comió ayer lo mal que iban sus vidas por el alcohol y como le pegaban a sus mujeres y se habían querido matar o los habían querido matar y no se cuantas historias mas que de verdad te ponían la piel de gallina y mas de una vez me hizo preguntar que hubiera sido de mi experiencia en Pixya si hubiese llegado unos anos antes…
Luego de servicio que se extendió por casi 3 horas, nos volvimos a la casa a comer unos panuchos que hizo la mama de Marisela a 3 pesos cada uno y que estaban deliciosos, estaban bastante bien organizados en cuanto a que muchas personas hacían cosas para vender pero cada uno tenia su día y hora porque con tan solo 1000 personas el mercado no era muy grande como para competir todos a la vez.
A la noche el pueblo cobro vida, todo el mundo a la calle a disfrutar del fresco. Flavio se puso a jugar al futbol con unos chicos en la cancha, Juan salió a hacer unas fotos y yo me quede conversando con Marisela y Leonardo. Lo que nunca paro fue la procesión de gente que nos vino a saludar en la casa de Marisela y que todos o eran, hermanos/as, cunados/as o sobrinos/as, teniendo 11 hermanos/as y 80 sobrinos/as no era tan sorprendente jijijiji. Así en la charla de la noche fue cuando descubrí que Marisela junto con otras 9 mujeres tenían un taller de bordados y costura que había abierto con un dinero que les dio el gobierno federal. Y Adelaida estaba en un grupo similar pero este de panadería y se imaginaran lo contento que me quede cuando les pregunte si podía ir a mirar a la mañana siguiente como trabajaban en la panadería y me dijeron que si.

Luego del partido de Futbol

Entre una cosa y otra nos acostamos como a la 1 de la madrugada, sobre todo porque cuando nos volvimos a dormir al cenote aprovechamos que estábamos solos y nos fuimos a bañar una vez mas.
A las 7 sonó la alarma para salir para la panadería, acá arrancan medio tarde porque como son todas mujeres las que trabajan tienen que hacer los quehaceres de la casa antes de ir a trabajar.

En el cenote por la tarde

Yo estoy casi seguro que estaba mas contento y eufórico yo que ellas pero la diferencia era poca porque ellas solo tuvieron una persona que les enseno a hornear durante un mes (supuestamente iba a ser un mes y medio pero el maestro de pala decidió que con un mes era suficiente) y luego se han tenido que valer por si mismas sin nadie que les ensene. Y cuando les dije que yo hacia mas de 10 anos que eran panadero me empezaron a preguntar recetas y que le ensenara como hacer cosas nuevas. Y al terminar de hacer lo que ellas siempre hacen, que tengo que decir no es poco ya que como no tiene amasadora tienen que sobar más rato las masas para compensar y que también me ensenaron a mi bastantes cosas que se hacen aquí en México, me puse yo a hacer pizas y bizcochos.

La Panaderia



Hasta me prestaron un delantal




Hojaldre sin levadura

Masa de mantequilla para hacer "conchas"

 Cuernitos



 Bizcochos


Las pizas fueron a pedido de ellas porque los sábados venden piza y querían saber como hacer bien la masa, y los bizcochos me pareció algo interesante para ensenarles porque ellos tienen algunos panes dulces pero no tantos.
Yo creo que por lejos ha sido la panadería mas calurosa en la que he estado y el horno que tienen esta bien pero como tiene 4 pisos y solo quemadores abajo, hay que pasar las latas de abajo hacia arriba y viceversa y es mucho el calor.
Ya para la tarde, más y más gente se animaba a hablar con nosotros sobre todos los niños que creo que a pesar de que se morían de miedo la curiosidad podía más que ellos.
Además teníamos a Juan, enseñándoles a hacer origamis, Flavio jugando con los niños y trepándose a los arboles y yo que estaba en todos lados tratando de absorber tanto como fuera posible de una experiencia tan única.

Luego de la panaderia toco siesta




 Una tarde tranquila en Pixya

Esa tarde también nos invitaron a ir al templo pero ninguno de los 3 teníamos ganas de otra maratón y muy delicadamente nos escapamos del servicio y nos quedamos jugando con los gurises quienes obviamente nos ensenaron cosas a nosotros y hasta nos hicieron unas pulseras de hilo con nuestros nombres en un ratito.
Al medio día nos cocinaron cerdo en frijoles y por la noche les devolvimos el favor y yo hice piza para la familia pero creo que mucho no les gusto porque no estaba picante jjijijij. Igualmente comieron, pero lo mas lindo fue la charla de sobremesa porque ya con mas confianza se animaron a preguntarnos la edad y cuando se enteraron que Flavio tiene tan solo 24 anos a pesar de que le queda poco pelo, Marisela no podía para de reírse cada vez que lo miraba soltaba la carcajada.

Almuerzo del sabado

Para la noche ya nos dijeron que nos quedáramos en su casa, y nos colgaron unas hamacas en la cocina. Flavio fue el que mejor salió porque se llevo el sobre de dormir y paso bien, yo pensé que como había puesto unos espirales iba a pasar bien pero los mosquitos que ahora tenían para picarme por arriba y por debajo de la hamaca me terminaron corriendo a la camioneta para poder dormir y Juan que no lo picaron tanto los mosquitos pero que no sabe dormir en la hamaca sumado a su insomnio casi que no durmió jijiji.
Domingo, gran día porque era el cumpleaños de Leonardo he iban a hacer pollo en relleno negro, para lo cual mataron 5 pollos que tenían en el fondo de la casa y hasta habían estado quemando los chiles por la noche, eso de quemar chiles si que esta fulero porque el humo que sale de los chiles es tan potente que en una que fui al almacén que esta a una cuadra a comprar queso, me lloraban los ojos del humo que llegaba ahí, así que al lado de la fogata no me quiero ni imaginar.


 Quemando los chiles para el relleno negro
 

La pobre gallina no llego a poner los huevos

Flavio moliendo los chiles quemados, pero habia que tener cuidado porque sino ardia la mano

 

 Pollo en Relleno Negro

Como estábamos nosotros también era todo un evento y más cuando nos ofrecimos a ayudarlos, cosa que les costó poco tiempo en aceptar y enseguida nos pusieron a trabajar.
Ayudamos con las sillas y las mesas y con poco por un buen rato, porque todavía había poco para hacer pero ya me tenían prometido que había bastante para hacer cuando hubiera que empezar con las tortillas, imagínense que hacer tortillas como para 40 personas no es poca cosa. Más con mi velocidad de discapacitado.
Mientras lavaban el maíz y limpiaban los pollos apronte un mate para compartir, pero no tuvo mucha aceptación, sobre todo por el sabor amargo, porque tanto como toleran el picante le gustan las cosas dulces y lo amargo les gusta bien poco. La más divertida fue Marisela que dijo que tenía gusto a cigarro y se fue corriendo a enjuagar la boca.



Lavando el maiz para llevarlo al molino


 Terminando de cocinar

Pero se termino la buena vida, y me toco trabajar, fuimos con Marisela al moler el maíz, con un buen sequito de niños que siempre nos seguían para todos lados entre risas y miradas, y nos volvimos como con 30 kgs de masa.
Enseguida armaron una mesita y una fogata, a estas alturas había como 4 fuegos por todo el fondo para poder cocinar toda la comida que estaban haciendo y nos sentamos a tortear.
Empezamos 3 y para mi tortura habían puesto a una niña a amasar 2 kgs más de maseca (harina preparada) porque no creían que fuera alcanzar.
Nos pasamos como 2 horas haciendo tortas, eso porque se llevaron como la mitad para hacerlo en una maquina industrial, y como yo era el único hombre y encima de otro lado las mujeres no paraban de hablar en maya y de mirarme y reírse. Sé que varias me querían llevar para su casa para que las ayudara con las tortillas porque se ve que los hombres acá no colaboran mucho con la cocinada.

El molino


 




 Torteando el domingo 
Como platillo fuerte estaban los pollos con relleno negro pero para picar habían hecho los menudos de pollo con tripa y todo en una salsa negra más picante todavía para hacer unos taquitos.  Pero igualmente probé un poco para no despreciar.


 Domingo por la tarde, esperando la comida no hay mucho para hacer


A la hora de comer el platillo principal, todavía me picaba la lengua y tuve que abandonar a mitad del plato, menos mal que Flavio estaba con hambre y se termino mi comida para que no se desperdiciara.
La gente iba llegando y luego de comer se iban y volvían a volver, fue todo muy particular y divertido. Mas porque se veía que tanto Leonardo como Marisela estaban muy oriundos de tenernos a nosotros como invitados para el cumpleaños pero creo que la verdad los afortunados fuimos nosotros 3 de encontrar gente tan maravillosa.


A nosotros nos toco en la mesa de los ninos

Guaya es una fruta que se da mucho por todos lados y que comimos bastante durante la estadia en Pixya

Como ya se nos venia la tarde llego la hora de decir adiós, y ahí se noto mas aun lo mucho que nos habían llegado a querer en tan poco tiempo porque varias se fueron con los ojos llorosos al despedirse. Como seria que hasta logre convencer a Marisela y Leonardo de sacarse una foto con nosotros frente a la camioneta porque durante todo el fin de semana nos habían dicho que no querían fotos que no les gustan y si bien robamos alguna que otra nos tratamos de comportar y de no sacar muchas, mas que nada Juan que con la limitación impuesta y todos saco casi 700 fotos en esos 3 días jijijiji


  Juan que es profesor de dibujo les dejo varios disenos nuevos para el taller de bordado


Flavio, Leonardo, Carlos, Diego, Maricela y Yo

Juan, Adelaida, Leonardo, Carlos, Diego, Maricela y Yo

Y nos fuimos de Pixya, un lugar mágico y espectacular al que si puedo voy a volver antes de seguir para el sur, para ver si me puedo quedar una semana o 2 para ensenarles un poco mas de panadería a las panaderas y compartir un rato mas con tan maravillosa gente.
Pero como Juan se tiene que tomar el avión el martes desde Cancún, aunque todavía no ha comprado el pasaje, y queríamos ver Chichen Itzá, una de las maravillas del mundo moderno, nos dirigimos rumbo a Valladolid. Pero eso será para otro día
Gracias por leer
Juan