Comenzamos
el día bastante bien, desayunamos y compramos las cosas para llevar al parque
porque nos habían dicho que no había mucho para comprar una vez dentro y que lo
que había seria caro.
Desde Santa
Marta hasta la entrada del Zaino es más o menos una hora, pero con los
españoles amarretes que viajo yo nos llevó casi 2 horas entrar porque todos
estaban tratando conseguir el descuento de estudiante. Primero Carmen que no
podía encontrar su carne de estudiante y presento no sé cuántas cartas de la
universidad pero no se las aceptaban, después se fue a buscar en su mochila y
la encontró y se lo dieron, luego Jose que cuando le hicieron el carne le
pusieron la fecha mal y se lo dieron como vencido así que lo abrió y le raspo
la fecha y no se lo aceptaban y Cristina que se fue a un ciber a imprimir los
papeles de matrícula de la universidad y lucho y lucho para que se lo aceptaran
y cuando el supervisor le dijo que se lo aceptaba y le pidió el pasaporte se
dieron cuenta que tenía más de 26 años y no le servía de nada ser estudiante y
a José al final tampoco le aceptaron el documento plagiado. Yo mientras tanto
me reía de ellos porque yo tengo mi cedula colombiana y muy contento la
presente pero resulto que mi tarjeta dice “temporal” y no “residente” lo cual
significo que no me dieron el descuento. Pero ya a esas alturas no quería
demorar más y ya sabía que no iba a conseguir nada porque sí que eran estrictos
y pague la tarifa completa.
Para que no
piensen que son tan ratas, aunque si son un poquito, la diferencia del
descuento era de 15 dólares.
Una vez
dentro, manejamos hasta el estacionamiento y cocinamos una pasta para comer
antes de meternos en el parque porque las playas son muy lindas pero solo te
podes bañar en las de más adentro que están como a hora y media caminando desde el estacionamiento.
Con las
mochilas medio cargadas de comida y agua nos fuimos hasta la última zona de
camping, lo curioso del parque es que esta administrado por una empresa privada
y lo que no está administrado por esta empresa pertenece a capitales privados.
El camping al que llegamos es el Cabo San Juan que es privado y cuando nos
íbamos pasando el camping porque la idea era ir a dormir a una playa más allá
del camping nos dijeron que no se podía y saz la quedamos, pero como todos
están en plan ahorro total, fuimos y pagamos por 3 aunque éramos 5, pero como
no había mucho control de nada nadie se dio cuenta.
No es muy linda pero si me parecio interesante que solo le quedaran las plumas de las alas
Alguien se tomo la molestia de hacer un monton de caritas con arena en una palmera, espero no fueran un rito vodoo
Esa tarde
la pasamos tirados en la playa mirando el atardecer y luego se no fue la noche
mirando las estrellas y hablando de cualquier cosa. Como mi carpa es para 2
solo dormimos 3 en la carpa y 2 se metieron en el quincho que tiene hamacas y
se acostaron en unas hamacas que estaban vacías.
Atardercer en el Tayrona
Playa Nudista, es la ultima playa en el parque no habia nadie....
Carmen, Crstina, Carmen y Jose mirando las estrellas y sonando en lo bueno que seria ser ricos jijiji
A las 5 40
que sale el sol nos despertamos porque ya estaba haciendo calor en la carpa y
había mucha claridad. Desayunamos y tras descubrir que Pepelín, uno de EEUU que
se nos había unido en el camping, tenía machete nos pusimos a comer cocos.
A bajar cocos
Jose y Yo intentando inventar una pajita para tomar el agua con una lapicera
Carmen, Carmen, Pepelin, Cristina y Jose
Después
yo me fui a hacer una caminata a unas ruinas que estaban en la sierra, solo tenía
mis hawaianas así que termine haciendo la caminata descalzo que a la vuelta fue
complicado porque se estaba calentando las piedritas del camino jijijiji.
Camino a Pueblito
Pueblito
Otras horas
tirados en la playa haciendo poco y nada y nos decidimos volver hasta la
camioneta caminando para cocinar arroz para la cena, yo iba medio apurado pero
Cristina y José que iban conmigo me decían que no me apurar que iba a estar
todo bien porque supuesta mente no se puede andar por los caminos durante la
noche. Pero a la vuelta que nos agarró la noche se arrepintieron un poco porque
no veían nada y estaban un poco perdidos, por suerte José tenía una linternita
y como ya estábamos cerca no pasó nada. Imagínense el calor que hacía que el
arroz llego caliente después de haber caminado una hora y media para volver al
camping.
Tayrona
Cristina con la sirenita durmiente
La querian despertar pero no sabian que el secreto era un beso de amor puro
La leyenda de la sirenia durmiente
A los espanoles les gusta mostrar el culo
Carmen, Cristina y Jose
Otro atardecer en el Tayrona
Después de
la cena yo estaba liquidado porque estaba medio quemado del sol, había caminado
mucho y no estaba comiendo mucho porque con tanto calor no me da hambre y me
fui a acostar pero esa noche no había hamacas libres y terminamos durmiendo 5
en la carpa lo cual no es lo más cómodo del mundo, porque el piso estaba súper
duro pero no te podías mover mucho porque te pechabas con todo el mundo
jijijijij, así que medio mal dormimos hasta que salió el sol, pero 2 se terminaron
yendo de la carpa a media noche y ahí quedamos un poco más cómodos.
El tercer
día lo pasamos en la playa disfrutando del mar que estaba bastante frio y del
sol, y nos volvimos temprano a la camioneta para irnos a Palomino que es otro
pueblito con playa pero que se puede hacer surf.
Llegamos a
Palomino casi de nochecita y nos pasamos 20 minutos esperando que la cuidadora
de un hotel llamara al dueño para preguntar el precio de la habitación así que
nos fuimos y andando por el pueblo llegamos al hostal Galería que nos dejó
estacionar la camioneta y poner una carpa por 10 dólares por los 5 que nos
resultó muy buen negocio. El pueblo es chiquito y no tiene mucha
infraestructura y ahora menos porque se había quemado una torre de teléfonos e
internet y no había internet en todo el pueblo que me ha hecho atrasar con el
blog jijijijij.
Aparte del
surf que no salió porque nos querían cobrar 10 dólares la hora para alquilar
una tabla y encima las olas no estaba muy buenas no había mucho para hacer en
la playa pero nos contaron de que se podía ir rio arriba por un camino y bajar
flotando en una cámara de camión hasta llegar a la playa. Con José nos fuimos
al rio pero sin las cámaras porque no queríamos gastar y las chicas se fueron a
la playa. Nosotros nos perdimos y terminamos caminando como 45 minutos de más
en una subida bestial pero al final llegamos al punto que teníamos que llegar y
nos fuimos nadando y flotando hasta que nos aburrimos y no llegamos a la playa
porque nos pareció muy lejos.
A las
chicas las encontramos conversando con unos de la zona y cocinando arroz de
coco que es un plato típico de la parte de la costa y que está muy rico por
cierto, y nos quedamos todos comiendo.
Al otro día
tras una reunión de grupo decidimos quedarnos un día más antes de irnos rumbo
al Cabo de la Vela y nos fuimos todos al Rio de nuevo, esta vez ya nos
ahorramos los 45 minutos extras así que estuvo más lindo pero tampoco llegamos
hasta la playa porque nos dio hambre jijijiji.
El resto de
la tarde se nos fue buscando comida y haciendo nada, que la verdad es lo que
más extrañaba de viajar, el poder hacer nada todo el día pero no sentir que
estás haciendo nada porque se te va la tarde hablando o buscando un lugar
fresco para echarte una siesta o cosas por el estilo. Además que Juan el dueño
del hostal era un personaje y nos mantuvo muy entretenidos también.
El sábado
nos fuimos a Riohacha que es la capital del departamento de La Guajira que
cumplía sus 50 años de creación y coincidía también con el festival de
Vallenato que es estilo musical muy colombiano y ahí nos quedamos.
Gracias por
leer
Juan